martes, 2 de octubre de 2012

CONFIANZA EN LA MENTIRA

Hola!! bueno, aquí pongo el prólogo y el primer capitulo, porfavor comentar y poner que os parece... GRACIAS!!

PRÓLOGO:

Tengo una vida agradable en un pequeño piso, no me puedo quejar. Aunque anteriormente había vivido con mis padres, pero ellos no me entendían y después de la muerte de mi hermano menos, siempre me echaron a mí la culpa. Aunque realmente solo le deje coger la asquerosa moto, que rato después acabaría muerto junto a ella a las orillas del mar. Pero todo eso pasó hace más de dos aunque decidí  irme a en diciembre, cuando tenía 15.
A los 16 años una no puede manejarse mucho, pero estoy resolviendo los papeles para poder emanciparme.
Más o menos me las se apañar, no se cocinar muy bien pero todo se soluciona y realmente tampoco se organizarme y mucho menos limpiar. Pero eso no supone ningún problema para mí.
CAPITULO 1:



Suena el despertador, son las 5 de la mañana, me levanto más o menos a ciegas y pulso el botón, miro por la ventana y respiro, se acabaron las vacaciones vuelta al instituto, ya nada de quedarse hasta las tantas con tus amigas o tu novio hasta que llegara el fin de semana.
Voy a la ducha a ciegas (he de ir a comprar bombillas, solo que este mes voy un poco escasa de dinero y con la luz de la calle me las suelo apañar mas o menos) intentando no caerme, pero el golpe contra la silla es inevitable, ¡mierda! Tanto me costaba dejarla colocada por la noche. Me miro delante del espejo, veo que me está empezando a salir un cardenal en la pierna ¡Joder! y me voy desnudando poco a poco, me da un escalofrío, hace frío.
Abro el grifo y dejo que el agua corra hasta que empieza a salir caliente. Realmente las duchas por la mañana sientan genial. El agua se desliza sobre mi cuerpo, como una cascada, dejando así una sensación relajante y de paz.
Lo bueno de aquel piso es que a esa hora no había ni un solo ruido y puedes estar muy tranquila. Cojo la toalla y me voy a la cocina, el café esta echo de anoche y solo me falta calentarlo en el microondas. Lo dejo que se caliente mientras gira y enciendo el portátil, deseando que el vecino no haya puesto contraseña al WI-FI, porque si no debería esperar al instituto para tener acceso a Interne. Esta vez tengo suerte, me pregunto si Jorge (mi vecino) cumplirá algún día su amenaza de poner clave. Bueno espero que no. Mis amigas me habían recomendado una página web y como iba sobrada de tiempo, me meto dentro por pura curiosidad. Era una de aquellas estupideces que creaba la gente para conocer su alma gemela o amigos. Hace nada acababa de romper con mi novio, eso explicaría que a mis amigas se les hubiera ocurrido aconsejarme hacerme un perfil. Para que me dejaran tranquila me lo cree, subí una foto y tilín me sorprende el microondas, saco el café, y acabo de rellenar los datos, después me registro y apago el ordenador y me acabo el café tranquilamente.
Me visto con mi camiseta favorita de palabra de honor de un color verdoso y unos short negros que me acaba de comprar.
Cojo la mochila ya prepara anteriormente y el portátil, y subo a mi bicicleta. Ya solo me quedaba llegar a clase.
Eran las siete y media cuando llegué al instituto. Todavía quedaban treinta minutos para que comenzaran las clases pero había quedado con las amigas y amigos antes para poder hablar. Nada más aparcar la bicicleta llegaron Helen y Sara con sus respectivos novios Manuel y Carlos, nos saludamos y comenzamos a hablar para ver como quedábamos el sábado.
Ya eran menos cinco y apareció Daniela con el resto de colegas. Seguimos andando en dirección al edificio. A primera hora teníamos matemáticas. Al llegar al aula miramos a nuestro alrededor todo seguía tal cual lo habíamos dejado. Era muy espaciosa y estaba colocada en forma de gradas. Desde luego el mejor sitio para enterarse de las clases era abajo, pero como eso no era lo que pretendía me subí arriba del todo, donde casi no se veía.
Los más impuntuales llegaron a las ocho y diez, y se les veía preocupados e intentando encontrar un sitio alejado de la pizarra, pero no tuvieron suerte, ya solo quedaban vacíos los asientos de las fila primera y tercera, ya que era el primer día y todos queríamos empezar con buen pie. El Señor Juan, nos dejo hasta y cuarto para que los últimos se organizasen. Y ya a las ocho y dieciséis habíamos comenzado la clase. El hombre venía con una pajarita ridícula, y sus viejas gafas que no había forma de que se las cambiara. Su típica camiseta a cuadros y un pantalón de pana verde que le hacía todavía más esquelético. Realmente daba risa. Pero su forma de explicar y dar la clase  imponían mucho respeto. Lo bueno de estos últimos dos años es que el instituto había comenzada a ser más “tecnológico” y para todas las asignaturas era obligatorio el ordenador. Así que me metí en mi usuario y como no, me dediqué a recordar viejos tiempos, conectándome a todas las redes sociales, incluyendo al nuevo perfil que me había echo está mañana. De repente me llego una petición de alguien que no conocía se llamaba Ivan y en su foto estaba muy bueno ¿Por qué no? Me pregunte… 
Todo parecía encajar éramos el uno para el otro, la misma edad, los mismos gustos, las mismas tragedias incluso tenía un conejo llamado Popi… parecía tan cariñoso… Desde un primer momento tenía gran curiosidad por él. Me había demostrado que era una persona muy sensible. No como Marcos, mi anterior novio. De repente me pongo a pensar en tiempos pasados. Recuerdo  que el año pasado en enero empecé a salir con el chico mas maravilloso que había conocido. La primera vez que le ví fue el dos de enero, cuando yo iba hacia mi casa y estaba congelada de frío. La calle estaba desierta y nevaba. Y yo en tirantes como una estúpida, porque había perdido la cazadora. Entonces Marcos apareció, iba corriendo, estaría entrenando para un diez mil. Entonces me miro y vió como me tiritaban los labios. Se detuvo y me dejó su jersey. Mientras me acompañaba a casa. Al llegar le dí mi móvil, y seguimos quedando  hasta que quince días después me pidió salir. Yo encantada acepte. Todo fue estupendamente, amaneceres y atardeceres juntos, besos, acaricias, regalos, chuches…Al final el veintiocho de mayo fue el día mas feliz de mi vida (por el momento), estabamos los dos sentados en el parque, nos iluminaba una farola, y ocurrió algo totalmente inesperado. Empezamos a besarnos, nuestras manos empezaron a buscar sitios por donde colarse, hasta que estuvimos completamente desnudos, al principio me daba vergüenza, pero finalmente me acostumbre. Sus manos estaban frías y acarician mi torso. Entonces fue cuando se apartó de mí y sacó de su bolsillo un condón, primero me reí y al acabo de un rato acepte. Sucedió, era la primera vez que sentía a un chico dentro de mí y estuve muy a gusto. Aunque en un primer momento me dolió, fue como una quemadura, pero luego disfruté, me lo pase muy bien la verdad. Y estuvimos allí en ese parque acompañados de las estrellas y la luna, bueno y ya que estamos la farola donde escribimos nuestros nombres con permanente. Ese lugar se había convertido en un refugio mágico para mí, y me hubiese encantado congelar el momento pero eso es imposible. Sin darme cuenta una lágrima se desliza por mi mejilla suavemente y sonrío amargamente. Rápidamente mi mente pasa de ese recuerdo (el mejor) a la peor de mis pesadillas. Tras irme de casa, porque mi madre nunca dejó de recordarme lo del acantilado, la playa, la moto, la sangre y aquel chico de 16 años (yo tenía 14) con la cabeza y el cuerpo desfigurado tras el golpe. Me enteré de lo sucedido por las noticias de la televisión, me quedé pálida al reconocer a aquel muchacho tan lleno de vida, no podía llorar, no podía moverme, en ese momento era hielo. Por eso al cabo de un años (a mis 15, en diciembre) decidí salir de casa para no volver, recogí mis cosas, me contraté una abogada para poder emanciparme y dejé atrás ese año de amargura. Cuando le conté todo a Marcos y le pedí cobijo hasta que encontrara un piso aceptable (para alquilar claro) me empujó, empezó a gritar que mi hermano era su amigo, que como se me había ocurrido que era una puta… yo me quede en blanco, no sabía que iba a reaccionar así, seguí ahí delante como un monigote puesto, pero ya no le escuchaba, solo hacía unos terribles esfuerzos para que las lágrimas no se me escaparan, Marcos me miró, no se lo pensó dos veces, y me empujo contra el suelo, alcé la vista pero ya me había dado la espalda. En lugar de levantarme preferí quedarme tumbada, estuve unas dos horas pensando que hacer y a donde ir.
 Cuando ya tuve solucionado el tema del alojamiento, intenté seguir mi vida normal, pero tarde en acostumbrarme un tiempo. Con Marcos la situación no mejoró, dejó de llamarme, de hablarme, de mirarme… y cada vez que veía yo que no me hacía caso, las ganas de llorar eran incontrolables.
Hasta que llegó el día en el que por primera ve desde que nos habíamos separado Marcos me dirigió la palabra. Helen me aconsejó que no fuera, que solo quería hacerme daño, pero yo era dueña de mi corazón y el latía a mil por hora, y deseaba estar en las manos de aquel chico. El me pidió que me subiera a la moto como tantas veces habíamos echo antes, al principio me negué ya que pensé en mi hermano, pero pensé que esta sería mi única oportunidad para recuperarle y subí. No sabía hacia donde íbamos, pero en el fondo se veían unas montañas. Yo estaba callada agarrada bien fuerte a su regazo. Cada vez que nos acercábamos más a nuestro destino, más me parecía que me sonara el sitio. Y empezaron las curvas, Marcos aumentó la velocidad 100, 110, 130, 140, 150…km/h, y un flás me vino a la mente, Marcos me conducía al lugar donde meses antes había fallecido mi hermano. Muerta de miedo empecé a gritar ¡Para! ¡Para! El me contestó, vas a vivir lo que vivió tu hermano. Ya solo quedaban 150, 149,148… metros para acabar cayendo al vacía por el barrancó, pero entonces…
Una voz, la del señor Juan creo, me devolvió al presente, ha detenido la clase por que mi móvil esta sonando. Cuando levanto laminada, todo el mundo tiene sus ojos clavados en mí. Estaba tiritando, las lágrimas inundaban mi rostro y yo muerta del pánico, recojo mis cosas, cierro el portátil y salgo corriendo, dejando atrás una nube de ojos clavados en mi.
El móvil sonaba porque Iván me había enviado un mensaje, tan rápido había cogido confianza con el que le había dado mi número, como no me he enterado de la conversación que he establecido con el, me apuntó en la mano con un bolígrafo: leer conversación con Iván. Consigo calmarme y decido que no voy a ir a la segunda clase. En su lugar estaría en la cafetería. Me recorro unos cincuenta metros andando y ya he llagado, al entrar suena chilin chilin, este ruido suena cada vez que una persona entra o sale de la cafetería,  antes servía  para avisar a la camarera que entraba o salía gente, y asegurarse de que no se iban sin pagar. Al principio la gente dejó de robar, pero un listillo tuvo la idea de sacar la comida por la ventana del baño o sino escaparse el sin pagar. Así que Carmen (la camarera del local) tiene que estar vigilando constantemente. Y la alarmita se quedó como recuerdo.
Voy andando hacia una de las pocas mesas que hay. La verdad es que la cafetería es muy vieja. Y mientras me dirijo a sentarme se escucha la puesta cerrase, armando un gran alboroto, las tablas del suelo, por las que mis pies se deslizan forman una gran orquesta de chirridos, el grifo gotea, sonando un continuo chof chof… La verdad es que este sitio es un gran concierto. Cuando me siento en las segunda mesa de siete que hay, dejo la mochila, coloco el portátil en la mesa y respiro suavemente. Estaba sola en la cafetería, aunque notaba en mi cogote un par de ojos, claramente conocidos, y se oían unos pasos que se acercaban hacia mí:
-Buenos días Carmen
-Jjajajaja me alegro de verte, ¿Qué tal el verano?-Carme y yo somos muy amigas, ella siempre a sido muy amable conmigo, me ayudó a encontrar un piso en alquiler cuando Marcos me rechazó. Tiene 19 años, hermosa y muy esbelta, la verdad que es ese tipo de tías a la que un chico miraría y soltaría ¡Que buena esta! Mide 1.75 c, tiene el pelo lleno de tirabuzones muy juguetones y de un castaño brillante. Sus ojos son sinceros, de un color marrón-verdoso, que según la tonalidad que adoptan se puede saber su estado de ánimo (triste, preocupada, alegre, feliz…) Es muy lista e inteligente, pero tuvo que dejar los estudios a los 15 años, por que se quedó embarazada de un indeseable, es lo único que no entiendo de ella, con el coco que tiene, que se juntara con gente de tan mala fama: drogadictos, machistas, alcohólicos…  Antes siempre le preguntaba quien era ese gilipollas, y porque no se hacía cargo de su niño, ella miraba hacia otro lado, sonreía y me contestaba igual día tras día que mas da eso ahora, al final lo deje estar, y supongo que me quedaré con la duda. Al dejar los estudios sus padres la echaron de casa y se metió en uno de esos albergues que ofrece la Comunidad de Madrid. Cuando abandonó el instituto ella tenía 16 y yo 13, aunque nos sacáramos tres años, éramos mejores amigas, nos conocimos un día de otoño, que ella se resbaló en un charco y yo la ayudé a incorporarse, empezamos a hablar y amigas nos hicimos. Después de muchos esfuerzos salió adelante y ahora tenía novio, y dos trabajos de camarera en la cafetería y otro en una discoteca, además como era muy trabajadora, le salían otros empleos como niñera, secretaria, paseadora de perros (todos estos temporales)… Se las apañaba muy bien. Además tenía una niña muy mona, que ahora tendría cuatro añazos. La fui a ver al principio del verano. Tenía unos ojitos de lobo, como los de su madre, y también había heredado su esbelta figura y esos tirabuzones tan graciosos, pero era pelirroja y con pecas, que había conseguido por su padre, todo eso hacía que pareciera muy inocente. Bueno, al menos Carmen tuvo bueno gusto para elegir al chico, era un guaperas, un idiota pero guapo. Entre ella y ese hijo puta se creaba un resultado fabuloso, los genes eran positivos por ambas partes y eso hacía que la mezcla fuera una criatura bellísima. Seguro que cuando sea mayor será la más guapa de todo el instituto, al igual que su madre.
-Muy bien y vosotras ¿Qué tal estáis?-la miro, y la guiño un ojo como siempre hacíamos.
-Pues yo muy bien, aunque Carlota esta mala, tiene la varicela, pero el pediatra ha dicho que se curara pronto- los ojos de Carmen pasaron de un tono verde a uno marrón oscuro, so era señal de que estaba muy preocupaba y que le daba igual lo que le hubiese dicho ese pediatra. Como se que intentar tranquilizarla solo haría que se cogiera un brote conmigo dejo estar su comentario y sigo hablando.
-Bueno pues dale un beso de mi parte y dile que se recupere pronto, que ya me pasare a veros y que la tengo una sorpresa preparada.
-Oh gracias, pero no hacía… - en ese momento la interrumpí
-Carmen, dejalo anda que lo hago con gusto esa preciosidad se merece de todo, ya sabes que lo único que no me gusta de ella es el nombre- las dos nos reímos- no se como fuiste capaz de ponérselo.
-Anda que, bueno a mi me gustaba, en fin Coco  te pongo un cafecito?
-Ujummm ese apodo tampoco me gusta, y te lo dije- digo entre risas
-Pero a mi sí, te pega
-Anda que tienes mal gusto para los nombres-las dos nos reimos como locas, y ella se va hacia la barra, para empezar a preparar el café, pero entonces le digo-Carmen, para.
-Si ¿qué ocurre?
-Hoy me salto la dieta-me rió-ponme un chocolate caliente y un cruasán de esos tan bueno que tenéis.
-Mmmm lo siento no nos quedan cruasanes, se han agotado, tus profesores son muy golosos- un segundo de silencio - bueno ¿te pongo unos churros?
-Venga vale unos churros calentitos- abro el ordenador, y cesa la conversación, pensaba mirar lo hablado con Iván, pero por la puerta entran una pareja muy maja, que había conocido cuando estaba con Marcos, y otro chico que era nuevo. Este último era increíble, estaba muy bueno, dos pircings, un tatuaje. Iba escuchando rap y se sentó en la mesa conlindante a la mía. Lo único raro es que parecía que tenía 30 años. Le sigo mirando, y veo que saca su ordenador y de repente dejo de fijarme en el porque Ivan me ha hablado, decido contestarle:
-Ola nena!!! ¬¬
-Ola
-Q tl, ya mejor? Como te fuisté sin +
-Bueno en la cafetería y tu?
-yo?¿?¿?  pues en un lugar bastante ruinoso
-¿¿?¿?
-A ver no se, ai una chica mu mona, un par de maricones y cucarachas
-EEeeee!!! Maricones!!!! Eres homófobo o gilipollas
-Tía era broma
-Mira dejame vale, ya hablams, los gays son mas que maricones, son personas muy amables que te respetan y te quiern tal y como eres!!! No estoy de humor
-Nena que no es para tanto!- en ese momento suena el reloj de cuco que hay en la cafetería, es la hora del recreo, la cafetería se llenará dentro de unos segundos, decido cerrar el ordenador ¡pero quién se habrá creído que es!
 Voy a pagar, pero Carmen me hace una seña de que a esta invita la casa, así que me despido de ella con la mano, ya que todo esta lleno de adolescentes hambrientos (raza muy peligrosa). Me quedo cinco minutos más en el local, cuando me voy a ir, miro a ver si está el chico buenorro, pero se ha largado, entonces encuentro a Carmen al lado mió:
-Qué bueno estaba ese treintañero ¿no?
-Estar al lado tuyo es un peligro Carmen, me tienes que enseñar a leer la mente eeh!
-Bueno es que estaba claro que le estabas mirando. Se conservaba mas, tendría entre 26 o 35, es complicado de saber… aunque no sé que hará asi…
-A bueno… en fin dale un beso a Carolina- nos guiñamos un ojo mutuamente, es nuestra despedida, al igual que el saludo. Y salgo por la puerta mientras Carmen se dirige a la masa de alumnos para atenderles o al menos intentarlo.
El recreo dura 30 minutos, pienso en reunirme con mis amigas, por tanto voy a buscarlas, pero resulta que las han castigado a ellas y a toda la clase, pues vaya, aunque me alegro de no haber acudido a segunda hora, si no estría castigada. Pienso a donde ir y finalmente me decido por dirigirme a la biblioteca, mientras ando tengo la sensación de que alguien me observa, pero como siempre la tengo desde la muerte de mi hermano lo dejo estar, ya que no se por qué me ocurre.
Alguien me llama al móvil, es la policía:
-Si¿?
-Es usted la hija de los Sierra
-Si ¿por qué?
-Mire  no quiero preocuparla pero ha de venir a comisaría en seguida, adios




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